miércoles, 30 de octubre de 2013

Especial Halloween: La dieta de los zombies (o infectados)


Desde el principio he estado hablando de que mi intención es cambiar a una vida llena de hábitos sanos, longevidad, un peso adecuado, buena forma física... Me sorprende no haber llegado antes a esa conclusión, porque lo que busco es tener la salud de un zombi. Más allá de la discusión de si un infectado no es un zombi, y viceversa, hay que tener en cuenta que los zombies:
- Viven mucho, tienen una longevidad envidiable.
- No envejecen.
- En muy rara ocasión verás zombies gordos.
- Sólo les afectan las heridas muy graves o los daños en el sistema nervioso central.
- Son considerablemente más fuertes.
- A menudo también se les podría considerar más rápidos, aunque probablemente haya cuestiones genéticas o de metabolismo, o quizá en la variedad de la dieta, porque en otros muchos casos son sorprendentemente lentos.

Las únicas pegas son la incapacidad de curarse de heridas, los ojos enturbiados y cierta limitación intelectual (aunque los estudios no son todavía concluyentes en ese aspecto). ¿Pero por lo demás? Sinceramente, el estado zombi es totalmente natural en el ser humano, y parte del hecho de que, como no-muertos, seríamos capaces de evolucionar hasta un estado físicamente superior.

¿No estáis cansados de oír hablar de las virtudes de la dieta Dukan, la de la alcachofa, la paleodieta o la disociada? Probad con la dieta del zombie. No hay dieta más sana y se compone de todo lo que el ser humano necesita, porque ¿dónde encontrar las vitaminas y minerales que necesita el ser humano si no es en nuestros congéneres? Se compone de dos grupos de alimentos principales:
- Cerebros, altos en grasas saludables
- Vísceras, altas en proteínas y todos los micronutrientes que el ser humano necesita (no en vano, son seres humanos, ¿no?)

A poder ser, recomiendo que consumáis seres humanos frescos de cultivo biológico para tener un buen equilibrio entre grasas omega-3 y omega-6 (no os recomiendo que compréis las vísceras directamente en el supermercado, igual se trata de carne de un vegetariano y ya la habréis liado) y preferiblemente que sean matados por vosotros mismos, no querréis ser unos zombies carroñeros. De hecho no hay nada más sabroso y sano que el primer mordisco a un corazón humano todavía latiente. Como veis se trata de una dieta alta en proteínas y grasas (los cerebros constan de un 70% de grasa), y muy baja en hidratos, así que realizadla con supervisión médica para estar monitorizados en caso de fallo hepático o renal. Nota importante: Recordad que no os tenéis que comer a vuestro médico, la salud por encima de todo.
Leer más

lunes, 28 de octubre de 2013

Aprendiendo nutrición


Llevo ya más de medio año aprendiendo y en cierta manera estudiando nutrición. No voy a decir que ahora sepa muchísimo, pero he aprendido lo suficiente y, sobre todo, he aprendido dónde buscar la información. Cuando empecé, mis conocimientos sobre el tema se limitaban a lo que quizá había leído en alguna revista científica o cuando caía algo en mis manos por casualidad en internet. 

Yo no era inmune a los mitos. Recuerdo los agobios por lo de las cinco o seis comidas al día, por meterme proteínas en cada una de las comidas, el cuidado que tenía siempre con las grasas, con las comidas pre y post-entrenamiento; por poner un ejemplo. Recuerdo el visceral odio que tenía a la simple idea de una dieta tipo Atkins, y aunque criticaba la dieta Dukan, no lo hacía por las razones correctas.

 ¿Las grasas son malas? Explicadme el caso de por ejemplo los esquimales. ¿La proteína en exceso puede dañar el hígado? Busquemos pruebas fehacientes. ¿Comer hidratos almidonados es malo y engorda? Explicadme el caso de los japoneses. Muchos de los consejos dietéticos que nos han estado dando durante estas décadas y los que nos están dando ahora, se han basado en recomendaciones que luego se convirtieron en hechos por el boca a boca, como una historia que se ha contado tantas veces durante tanto tiempo que se convierte en leyenda y nadie está seguro de si es verdad o mentira. Tristemente, y aquí me meto quizá en camisa de once varas, tanto médicos como nutricionistas han llegado a tomar estas leyendas nutricionales como hechos. Imagino que no se han molestado en buscar el por qué de lo que ponen sus apuntes.

Lo que quiero aquí transmitiros con esta pequeña reflexión, es que nadie es inmune a los mitos. Creo que lo mejor que he podido hacer, ha sido entrar en pubmed o en google académico con la mente abierta (al principio no la tenía) y dejar de creer que lo sabía todo. Por eso, creo que si queréis aprender a comer correctamente, a ser verdaderamente sanos, lo mejor que podéis hacer es corroborar con pruebas fehacientes que todo lo que leáis (incluso lo que os diga yo).
Leer más

viernes, 25 de octubre de 2013

¿Por qué engordamos? Causas de la obesidad

Siempre me había preguntado qué aspecto tendría el fantasma verde que hacía las veces de mascota a los Cazafantasmas cuando estaba vivo

Este mismo lunes os hablé de por qué a veces no somos capaces de adelgazar, las causas que llevan a que más allá de un problema de aparente falta de voluntad, a la mayoría de la gente les falle la dieta. Quizá es un tema ligeramente relacionado pero, en mi opinión, tanto o más interesante. ¿Qué es lo que diferencia a una persona gorda de una persona delgada?

La respuesta que podríamos pensar que es más directa es por el hecho de que según la persona hay quien tiene una tasa metabólica mucho más baja que otra. ¿Es realmente un problema de metabolismo? De hecho quien tiene un sobrepeso considerable, suele tener un gasto calórico mayor, imaginaos una persona delgada llevando un saco de 15kg de patatas, sudaría al caminar. Permitidme un ejemplo ilustrativo, quienes tienen problemas de tiroides, cuando se les mide su gasto calórico diario no es en verdad más bajo que el de una persona sana. ¿Por qué entonces parece que la sabiduría popular nos dice que quienes tienen problemas de tiroides también tienen problemas para adelgazar? 

La obesidad es una condición multicausal, y seguro que me dejo muchas. El problema principal es detectar cuáles son las causas y cuáles las consecuencias de la obesidad.


  • El sobrepeso podría ser una consecuencia de tener hambre y no viceversa. Nuestro tejido adiposo no sólo sirve para reservar energía, sino que también sirve para segregar una hormona llamada leptina que sirve para controlar el hambre, con lo que cuanto más grasa tengamos en nuestro cuerpo menos hambre tendremos. Aún así, eso no significa que el hambre no se pueda controlar.
  • No es casualidad, en mi opinión, que las chicas con más pechos y caderas más anchas, o los chicos de espalda ancha y pelo en pecho, suelan tener problemas para controlar su peso... porque el problema son las hormonas. La falta de flexibilidad de nuestro sistema endocrino a la hora de metabolizar los hidratos de carbono es, probablemente, una de las claves a la hora de explicar la epidemia de obesidad de los últimos 20 o 30 años. De hecho, la limitada visión del balance calórico y la precipitada acusación de que todas las grasas provocan problemas cardíacos, pueden haber empeorado el problema ya que las hormonas son liposolubles y una dieta baja en grasa es, por definición, muy alta en hidratos.
  • Tener altos niveles de cortisol también puede provocar obesidad. El cortisol es la hormona que tradicionalmente nos ponía en alerta de que se acercaba un peligro, la hormona del estrés. De esta manera, niveles altos de cortisol se asocian a un mayor almacenamiento de grasa y a una mayor hambre. ¿Os ha pasado alguna vez que no habéis podido dormir bien una noche y al día siguiente estáis hambrientos? Vuestro cuerpo debido a la noche en vela, envía el mensaje de que hay que comer bien y prepararse para las vacas flacas. Por tanto, hay que ir con cuidado con el cortisol, es el enemigo natural de las dietas. Esta hormona la producimos cuando pasamos por periodos de estrés de cualquier tipo, cuando dormirmos poco o cuando pasamos un par de días sin comer o con una dieta demasiado estricta (lo cual colabora al efecto rebote tras una dieta relámpago).
  • La sarcopenia es el segundo enemigo. Se trata de la pérdida de masa muscular con la edad que se tiene a partir del decaimiento hormonal (os lo dije, el secreto son las hormonas). Aquí sí que suele tratarse de un problema de ralentización del metabolismo como tal, hombres que acostumbraban a consumir unas 2500kcal diarias, al envejecer y perder masa muscular, sus requerimientos diarios bajan, pero al comer ellos igual que antes, empiezan a engordar. La sarcopenia es también lo que va a provocar en la mayoría de los casos que necesitemos de algún tipo de asistencia, porque claro, imaginaos que llevarais 50 años sin hacer una sentadilla lo que os costaría incluso levantaros del sofá :).
  • Algunas enfermedades y medicaciones pueden provocar también obesidad. Son en general problemas neuroendocrinos. Por ejemplo existe el caso de un chico alemán al que le dañaron el hipotálamo tras un procedimiento neurocirujano de extirpación de un tumor cerebral, esos daños le provocaron una constante e imposible de controlar hambre (suena horrible, la verdad). También hay otras enfermedades a destacar, como la enfermedad de Cushing (se segregan grandes cantidades de cortisol), deficiencia de hormona del crecimiento, hipotiroidismo, síndrome del ovario poliquístico... De nuevo la clave son las hormonas.
  • Malos hábitos. A veces pueden ser causas ajenas a nuestra voluntad, pero a veces sí y eso tampoco hay que obviarlo. También es cierto que los malos hábitos se adquieren y el hambre se entrena.
Con todo esto, igual que en la entrada sobre las causas de no adelgazar, no os quiero dar un conjunto de excusas por las que tenéis sobrepeso. Mi intención es que entendáis que es posible que vuestra obesidad no sea culpa vuestra y os deprimáis porque os guste comer más de la cuenta; que entendáis la causa para ponerle una solución. Nuestra genética puede ser un freno, pero nunca un impedimento.
Leer más

miércoles, 23 de octubre de 2013

Balance del sexto mes de dieta

Llega el otoño a Suiza :)

¿Que ya ha pasado medio año? ¡No fotis! Sí, sí, ha pasado medio año desde que empecé ”oficialmente” con todo esto, aunque en verdad empecé un poco antes en febrero, cuando alcancé mi récord de peso: 112kg. La semana pasada me pesé y por primera vez desde hace ya bastante tiempo he conseguido bajar de los 100kg... ¡99.7kg! Sigo estando por encima de mi peso ideal, pero al menos ya estoy en la decena de mi primer gran peso objetivo, a partir del cual decidiré qué hacer luego y con el que me sentiré ya satisfecho de mantener. Si todo va bien, mi intención es bajar hasta los 90kg antes de que termine el año, y según qué porcentaje de grasa tengo, quedarme tal cual, o bajar algo más. Ahora mismo la verdad que me noto con muchísima menos barriga y cuando me comparo en fotos noto la diferencia. Algún día si venzo la vergüenza pondré alguna.

Aún así, no voy a negar que me habría gustado bajar de peso más rápido. Desde los 108 que empecé, en seis meses he adelgazado 8kg, lo cual es tirando a poco. He tenido muchas razones y algunas excusas, pero a pesar de ello sí que es cierto que he bajado bastante más de volumen que de peso. Si calculo mi grasa con la fórmula de la marina americana, empecé con un 32%MG y ahora mismo estoy en un poco menos del 25%, lo que se consideraría un sobrepeso en el límite de lo aceptable.  

Este mes además, he estado aprendiendo bastante de nutrición y he hecho algunos cambios en mi dieta, principalmente le he perdido el miedo a la grasa, y trato de incluirla en defecto de los hidratos (y también de las proteínas). No voy a negar que este mes probablemente sea de los que menos hambre he pasado haciendo dieta, así que por ahora la experiencia está saliendo bastante bien. 


Leer más

lunes, 21 de octubre de 2013

Por qué a veces ”comer menos y hacer más ejercicio” no funciona

Si tus comidas se parecen a ésta, lo más probable sea que a pesar de llevar una dieta hipocalórica estés pasando hambre. Fuente: Flickr (que por cierto, si os fijáis en el fotógrafo, no es un hombre que esté especialmente delgado).

Para perder peso ”hay que comer de todo pero en menores cantidades y hacer más ejercicio”, es la creencia popular,  y a menudo lo recetado por médicos e incluso algunos nutricionistas. Por tanto, siguiendo esta lógica, quien está gordo es simplemente por su culpa, porque come más y porque no se mueve lo suficiente. Todo esto viene de algo bastante lógico: Si acumulamos grasa es porque hemos comido más de lo que necesitamos gastar, es decir que llevamos una dieta hipercalórica, y para perder grasa tenemos que gastar más energía de la que consumimos, es decir que tenemos que llevar una dieta hipocalórica. Esto no es ninguna mentira, una caloría es una unidad de medida de energía, y efectivamente si engordamos es porque comemos más de lo que gastamos.

Pero aquí el problema es obviar que la parte fácil de hacer una dieta es comer menos, es algo que requiere tesón. Lo más difícil de hacer la dieta es controlar cuánta energía gasta nuestro cuerpo. Y no, en esta ocasión no voy a hablar de los beneficios del ejercicio, porque haciendo ejercicio no se gasta tanto y el cuerpo también se acostumbra, sino del gasto básico que realiza nuestro cuerpo para realizar las actividades de la vida diaria. Cuando a nuestro cuerpo le falta energía, nos sentimos cansados, tendemos a encorvarnos, a arrastrar los pies, somos más sensibles al frío, estamos más callados y nos sentimos más deprimidos; son todo efectos llevados por las hormonas que controlan nuestro humor, nuestro rendimiento energético y nuestra hambre. Todo eso son signos inequívocos de que nuestro cuerpo está tratando de ahorrar toda la energía posible, es algo similar al modo de ahorro de energía que tienen los aparatos electrónicos cuando detectan que la batería está baja.

Es por eso que hay gente a la que hacer dieta parece que no le vaya bien. Una persona con un gasto energético diario de 2500kcal va a perder peso en cuanto empiece a restringir su consumo calórico, por eso si se pone a una dieta de 1500kcal debería perder alrededor de 1kg semanal. Pero eso no siempre funciona, porque en cuanto esa persona lleve un par de semanas a dieta, su gasto calórico disminuirá, su cuerpo ralentiza el metabolismo para compensar la reducción del consumo calórico y puede acabar llevando una dieta de 1000kcal y apenas perder nada de peso mientras su cuerpo le pide más y más comida. Pero no sólo eso, sino que además la restricción calórica llevará a un leve estado depresivo que hará que aumente la ansiedad por la comida, y cuando esa persona ceda a la dieta (normalmente algo con fuerte carga glucémica) recibirá un subidón hormonal que hará que se encuentre de mejor humor. ¿Por qué creéis que mucha gente con sobrepeso se siente más feliz con los kilos de más que estando a dieta? Si tanta gente elige sentirse infeliz a pesar de tener un sobrepeso considerable, es por algo.

El problema aquí radica cuando hay gente cuyo metabolismo es más agradecido para las dietas, no sufre esa depresión, pierde el peso más rápidamente y con autosuficiencia mira a los demás gordos porq no saber hacer dieta con su misma efectividad, con la creencia de que es porque los demás no tienen la voluntad necesaria. Hay que ser conscientes de que no todo el mundo responde igualmente a las dietas y sobre todo que no se pueden dar este tipo de consejos a la ligera porque siendo la obesidad un fenómeno tan complejo, no todo va a funcionar para todo el mundo. Pero, y ahí que conste, la dificultad para perder peso no ha de verse como un impedimento, sino como un reto para descubrir cómo podemos adelgazar sin que nuestra metabolismo se ralentice y haga que nuestra dieta fracase.
Leer más

viernes, 18 de octubre de 2013

Documentales: Fat Head


Si el otro día hablé de ”Super Size Me” y os comenté que tenía algunos puntos que resultaban un poco polémicos, de todas estas partes dudosas del documental salió este otro llamado ”Fat Head”. El autor de Super Size Me decía que alguien que hiciera tres comidas al día en McDonald’s no podría tener nunca una buena salud, y según explicaba comía cerca de 4000-5000kcal diarias durante ese mes. 

El autor de Fat Head a modo de réplica ha hecho exactamente eso: Comer en Mcdonald’s las tres veces al día, pero eso sí, con cabeza.  De esas veces evitaba comer demasiados hidratos, es decir que a grandes rasgos no se pedía ni patatas (puro hidrato con grasas trans, nada recomendable) ni bebida azucarada (agua con azúcar, genial para la respuesta insulínica). De esta manera,  controlando su ingesta a una dieta de 1800-1900 calorías diarias, algo bastante equilibrado, y manteniendo los hidratos relativamente bajos (desde luego se comía el pan de las hamburguesas) consiguió adelgazar, que ese peso fuera principalmente de grasas, además de mejorar los indicadores típicos de salud como el colesterol, glucosa en sangre y algunos más. A todo esto por cierto, le añadía unas sanas caminatas, con algo de ejercicio de fuerza. El director y autor ha realizado una especie de dieta paleolítica (incluso en cuanto al ejercicio se refiere) pero basada en la comida basura, es decir quedándose con las cuestiones de macronutrientes y olvidándose de que es más sano comer los hidratos de la verdura para obtener las vitaminas y minerales necesarios. 

Para mí lo más interesante del documental no es la cuestión de criticar al documental de Super Size Me, que ya era hora que alguien lo hiciera así de bien, si no la cantidad de referencias tanto históricas como de autoridad de por qué comer grasas no es malo ni engorda y por qué con lo que tenemos que tener cuidado es con abusar demasiado de los hidratos y sobre todo del azúcar. Las referencias históricas a las que me refiero son un pequeño repaso al por qué las grasas han acabado estigmatizadas como lo están. También es muy acertado en su crítica a la clásica pirámide alimenticia, a la vez de su explicación respecto a cómo desarrollamos colesterol (y por qué no está realmente relacionado con la grasa, a menos que sea hidrogenada) y otros temas. 

Mi única crítica es su mensaje de ”el gobierno no es quién para decirnos qué comer y qué no”, teniendo en cuenta que las cadenas de comida rápida sí que nos lo dicen y no creo que la responsabilidad de la alimentación deba recaer sólo en nosotros. Éste es un documental hecho con bastantes pocos medios, ni tampoco está tan bien dirigido ni es tan divertido como el de Morgan Spurlock, pero es más certero y correcto, con lo que aprenderéis mucho, en vez de oír lo que estamos hartos de que nos repitan hasta la saciedad junto con chascarrillos sobre los ”McDoloresdeCabeza”. 

Leer más

lunes, 14 de octubre de 2013

¿Qué son los termogénicos?


Todos hemos oído hablar de las pastillas adelgazantes o del café ''acelerador del metabolismo'' o de las virtudes del té verde en las dietas. ¿Hay alguna verdad en todo ello?

En primer lugar, la termogénesis es algo común en todos los animales de sangre caliente, es aquello que hace que los hombres (y mamíferos en general) tengamos una temperatura de aproximadamente 37°C. Es decir, la termogénesis es el proceso de generación de calor a través del metabolismo de los alimentos. Los mamíferos tenemos el tejido adiposo pardo (o marrón) que está especializado en la producción de calor, que se encuentra sobre todo presente en los de mas corta edad (por eso los bebés están calentitos :) ), aunque también existe en adultos.

Entonces, los alimentos termogénicos son aquéllos que incrementan la actividad metabólica aumentando la temperatura corporal. Es decir, si nuestra temperatura corporal normalmente es de 36.5°C , tomando un alimento termogénico aumentaremos nuestra temperatura basal (y por tanto también nuestro metabolismo basal) alguna décima de grado. De hecho, una forma de acelerar el metabolismo es teniendo fiebre, al aumentar nuestra temperatura, también gastamos más calorías (un 7% por cada grado). También nuestro cuerpo aumentará la temperatura cuando hacemos un ejercicio intenso, ya hablé del efecto de sobre-consunción de oxígeno en el post-ejercicio (EPOC), y también aumentará como medida adaptativa a largo plazo si pasamos intervalos regulares de frío, aumentando el tejido de grasa parda.

Pero un aumento del metabolismo tiene sus contraindicaciones. Un aumento del metabolismo basal significa que también consumiremos una mayor cantidad de oxígeno, con lo que aumentarán las pulsaciones cardíacas, algo peligroso para gente con problemas cardiovasculares. También puede llegar a afectar a nuestro sueño... ¡Por supuesto la cafeína es un termogénico! Es decir, prácticamente todos los problemas que podáis encontrar a un exagerado consumo de café, lo encontraréis con la toma de pastillas termogénicas: aumento de presión sanguínea, insomnio, tolerancia al compuesto termogénico a largo plazo, dependencia... Otros termogénicos naturales, además del café, son el té (el té verde además es diurético, pero eso es otro tema), el ginseng, la nicotina, los alimentos picantes, las bebidas calientes en general... y todo lo que os dé calor o energía al comerlo será termogénico, a grandes rasgos.

Yo no soy un fan del consumo de termogénicos. Me gusta el café y lo tomo, pero no porque adelgace. Por ejemplo, tomar café antes de ir al gimnasio en verano me parece una locura, se gastarán más calorías, pero con la calor será imposible que estemos a pleno rendimiento. La toma de pastillas puede ayudar a adelgazar, pero no hará milagros (el aumento del metabolismo será entre el 5% y el 10%, eso son entre 150-200kcal diarias), creará dependencia y al dejar de tomarlas podrías volver a recuperar peso. La nicotina también es otro termogénico, por eso los fumadores suelen estar más delgados, y recordad que no es tan raro que al dejarlo el exfumador coja algunos kilos. 

Creo que siempre es mejor que tratéis de adelgazar por vosotros mismos, llevar una vida sana implica no acelerar artificialmente vuestro metabolismo, y por supuesto no obsesionarse con el tema. Esa es la clave de un adelgazamiento duradero, y no la toma de pastillas que harán mella en nuestra salud y en nuestro bolsillo.
Leer más

viernes, 11 de octubre de 2013

Ejercicios de relajación para adelgazar


Si hay algún enemigo externo para la dieta es el estrés. La ansiedad continua provoca que comamos más, tengamos ataques en que arrasemos con toda la nevera hasta provocarnos ser capaces de estar empachados (y aún así querer seguir comiendo), y no sólo eso, si no que nuestro cuerpo tiene una relación fisiológica contra el estrés segregando la hormona cortisol, que provoca que almacenemos más grasa afectando a nuestra respuesta insulínica, aumente nuestra tensión arterial y por tanto aumente también nuestro riesgo cardíaco.

Es decir, que cuando estamos estresados no sólo vamos a querer comer más, sino que aquello que comamos va a engordarnos más.  ¿A quién no le ha pasado que en época de exámenes ha comido más de la cuenta? 

Por eso, el estrés o la ansiedad continua no son algo que simplemente podamos decir que son controlables. Nadie debería vivir en un estado continuo de nervios y es algo en lo que deberíamos ponerle algo de esfuerzo. ¿Estás estresado? Pues te propongo tres consejos muy básicos:

- Aprende a estar organizado. Organízate el tiempo, ten en cuenta todas las tareas que tengas que hacer, y trata de ceñirte a él pero siempre con cierta flexibilidad. En el fondo es un ”no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Lo importante es que cuando te decidas a hacer algo, lo hagas al 100%.
- Haz deporte. Entre otras miles virtudes que ya he mencionado, hacer deporte ayuda a que controles tus niveles hormonales. Estarás mas relajado, más despierto y rendirás mejor para hacer lo que quieras hacer, una vez te acostumbres al cansancio. Eso sí, has de organizarte para poder hacer algo de deporte, en el peor de los casos puedes hacer ejercicio en casa como expliqué :).
- Tómatelo con calma. Quien mucho abrarca poco aprieta, quizá deberías guardarte un ratito al día para simplemente sentarte y desconectar sentado en un banquito de un parque a leer un periódico. ¿Has pensado en la meditación? Utiliza una sala con poca luz, enciende una vela y mírala fijamente mientras tratas de simplemente dejar pasar los pensamientos, sin enfocarte en ninguno ni dar rienda suelta a ninguna cadena de pensamientos.


Leer más

miércoles, 9 de octubre de 2013

Documentales: Super Size Me (2004)


Super Size Me (2004), creo que en España lo llamaron ”Engórdame” o algo semejante, es probablemente el documental de alimentación que todo el mundo ha visto. Aún así, siempre es interesante echarle una revisión. Fue seleccionado en varios festivales, sobre todo se puede destacar que fuera galardonado como mejor director para el festival de Sundance, uno de los festivales de cine independiente más importantes del mundo.

El documental sigue el tono de otros documentales de cineastas americanos, como por ejemplo Michael Moore, juntando el humor y la sorna con cuestiones más serias y una dirección bastante interesante que le da a todo un ritmo inusualmente agradable para ser un documental. Ahora, sí que es cierto que fue un documental ligeramente controvertido en cuanto a su contenido. Os remito a la entrada que se publicó el último día, ¿son realmente malas las grasas en nuestra dieta? Lo que Murdock, su autor, recomienda, es una dieta prácticamente vegetariana, muy baja en grasas y con pocos productos animales. No recomiendo que comáis en McDonald’s, pero por su bajo nivel nutritivo, no porque comer una hamburguesa casera sea malo :). Si el aspecto que espera que tenga un individuo sano es como él en su ”antes”, mal vamos:

Que por cierto, era necesario el calzoncillo con la bandera estadounidense?
Aún así, lo que me gusta de este documental es cómo se trata el tema de la comida basura como negocio. Sobre todo es un problema en EEUU el tema de cómo se alimentan los niños en las escuelas. ¿Una chocolatina y unas patatas fritas podrían ser considerados un menú sano? Dudo que en ningún lugar, salvo una granja de engorde para niños, donde la bruja malvada de la casa de jengibre. 

Como es un documental con derechos de autor, y de hecho yo lo tengo en DVD, que me vino con el periódico, os dejo al menos con el tráiler para que alquiléis el documental o lo que sea:


Leer más

lunes, 7 de octubre de 2013

La importancia de la grasa en las dietas

Fuente: Flickr Artizone
Una de las primeras decisiones que toma la gente cuando decide ponerse a dieta, es limitar el consumo de grasas. ”Me compraré leche desnatada, total una vez le echas el café no se nota la diferencia, y es más sana”. Parece lógico pensar que si comes grasa, al digerirla va a convertirse en grasa en nuestro cuerpo. ¿La nata y el tocino? Se van directamente a nuestras chichas, se dice. El hecho, y el problema, es que los ideales de una comida sana hayan ido convirtiéndose con el tiempo en aquellos semejantes a los de las personas vegetarianas. 

Ciertamente, las grasas son los alimentos más hipercalóricos. Un gramo de grasa corresponde a 9kcal de comida, mientras que los hidratos de carbono y las proteínas tienen tan sólo 4kcal/g. Limitar entonces el consumo de grasa puede parecer una elección inteligente. Pero es que ocurre una cosa, y es que nuestro cuerpo necesita la grasa para vivir, y si no consume grasa, la sintetiza él mismo a partir de la glucosa (éste es un proceso mediado por la insulina). El problema es que son precisamente las grasas que nuestro cuerpo sintetiza que nos suelen ser más nocivas, no es casualidad que quienes tienen problemas de diabetes tipo II también suelan tener problemas de colesterol. De hecho, los estudios más modernos e independientes están demostrando que de hecho tomar grasas no aumenta el riesgo cardiovascular, al igual que comer colesterol no aumenta el colesterol (¿recordáis cuando comenté que no pasa nada por comer más de 10 huevos semanales?).

Pero a la hora de hacer dieta, podríamos pensar que igualmente no sería tan grave reducir la ingesta de grasa hasta un mínimo, ya que son hipercalóricas y entonces sería más fácil acabar con un balance energético inferior. Pero no todo es tan sencillo como parece, así que permitidme deciros por qué podría ser una mala idea tomar pocas grasas en vuestra dieta si queréis hacer dieta:
  • Si queréis adelgazar de grasa y no de músculo, tenéis que comer grasa (y proteína). Si miráis la estructura de las células, veréis que todas las membranas están formadas por fosfolípidos. He repetido hasta la saciedad que cuando tratáis de adelgazar vuestros músculos también sufren degradación, y para repararlos necesitáis las grasas. 
  • Aumentando vuestro consumo de grasa en la dieta, pasaréis menos hambre. La grasas estabilizan los niveles hormonales, por lo que pasaréis menos hambre. Comed un plato generoso de espaguetis vegetarianos (sin nada de carne), y aunque hayáis consumido 800kcal tendréis hambre a las dos o tres horas. Comed en cambio un plato con dos huevos (150kcal), un poco de lomo de cerdo (200kcal) y una ensalada con queso de cabra (175kcal/100g) y una cucharada de aceite (125kcal), un total de 650kcal, y podréis aguantar fácilmente toda la tarde sin comer nada más hasta la hora de cenar... e incluso por el mismo precio podríais comeros un yogur griego (150kcal) a media tarde por el puro placer de hacerlo y ya llegar a la noche sin tener nada de hambre. 
  • La mayoría de vitaminas son liposolubles. ¿De qué sirve tomar complejos vitamínicos o fruta a primera hora de la mañana si luego no tienen su vehículo de transporte? Es como comprarse sillas de monta porque dicen que es más cómodo cabalgar, pero no poder usarla porque no tienes un caballo.
  • Las hormonas sexuales también están formadas de grasa. La testosterona o los estrógenos tienen base lipídica. La testosterona es necesaria si queréis estimular la creación o el mantenimiento de músculo, así que de nuevo, si tomáis pocas grasas tendréis la testosterona baja y además de notar menos deseo sexual, también disminuiréis vuestra masa muscular. Fijaos en que los hombres al hacerse mayores pierden masa muscular debido a eso mismo, ya que los niveles de testosterona disminuyen con la edad. Los estrógenos, además de ser importantes para las mujeres por cuestiones sexuales, también son necesarios para que la repartición de grasa sea más femenina :). 
  • La comida está más buena. ¿Habéis probado de hacer una tortilla sólo con clara de huevo? ¿Qué os parece el sabor de un yogur desnatado en comparación a uno normal? ¿No os cuesta comer pechuga de pollo día sí y día también? Además, la mayoría de comidas bajas en grasas están hechas puramente de hidratos (cuyo exceso enloquece nuestros niveles hormonales, algo poco recomendable para nuestra salud y para nuestra línea), principalmente azúcar para compensar la falta de sabor. 
La mayor pega que tiene la comida hecha con grasa animal, es que sobre todo en las granjas de ”engorde” hay peligro de que hayan sido alimentadas con antibióticos y con hormonas. Este problema se ve reflejado principalmente con la leche, así que si tomáis leche entera, tomadla de cultivo biológico. La diferencia de precio no es tan grande, sobre todo si lo sopesamos con los beneficios para vuestra salud. La carne de agricultura biológica también valdría la pena, pero no sería tan necesaria, a menos que seáis fans del bacon.
Leer más

viernes, 4 de octubre de 2013

Documentales: Adictos al azúcar


Con esta entrada voy a inaugurar una nueva sección para el blog sobre documentales sobre nutrición, dietas, alimentación y demás. Cuando sean documentales de libre distribución, como es el caso del de hoy, os pasaré el enlace.

En esta ocasión voy a hablaros de un documental producido por la BBC sobre el azúcar y su influencia en la historia y en la salud. Está guiado y presentado por el actor Brian Cox (quizá os suene de RED, por ejemplo, o Matchpoint) un actor que, como confiesa, sufre de diabetes, además de sobrepeso. 

¿Cuánto azúcar se toma en el mundo civilizado (en la gráfica se muestra el mundo anglosajón, pero dudo que varíe mucho) y cuál es la prevalencia de enfermedades relacionadas como la diabetes?

El enfoque del documental es bastante desde el punto de vista histórico y sociológico más que desde el punto de vista nutricional y de la salud, pero aún así sigue siendo bastante interesante. También analizan el aumento imparable del consumo de azúcar y cómo éste ha sido visto por la opinión médica generalizada como un capricho bastante poco nocivo para la comunidad médica. 

Os dejo con el vídeo del documental, lastimadamente en inglés, pero con subtítulos en inglés bastante acertados.

Enlace al documental ”Adictos al azúcar” con subtítulos

Leer más