viernes, 24 de julio de 2015

Por qué ponerse protector solar es paleo

Imaginaos que a la gente más sedentaria de España le diera de golpe el pronto de decidir hacer el camino de Santiago.

Sus pies probablemente cogerían un aspecto semejante al de la imagen siguiente:

Fuente: http://baguette.over-blog.fr/
Gente que nunca ha movido sus pies más de 5000 pasos diarios, siendo generosos, decide de golpe caminar durante 20km con un saco de dormir a cuestas. ¿Es que caminar es malo? Obviamente no, lo que ocurre es que no hemos tenido una buena adaptación.

Voy a asumir que aquí todos habéis visto Matrix. ¿Recordáis esta escena?


Cuando Neo sale de la cápsula donde se encuentra esclavizado por las máquinas, todo su cuerpo le duele. ¿Por qué?, le pregunta a Morfeo. Porque nunca antes los habías utilizado, le responde.

Con el sol, tomar el sol me refiero, pasa algo semejante. Durante el año pasamos muchas horas dentro, cuando llega la primavera, aunque apetece estar al solecito, durante las horas más brillantes es posible que estemos trabajando. Quizá en abril, en Semana Santa, hagamos una barbacoa con los amigos y ahí nos dé un poco de sol, pero lo haremos con algo de abrigo, que aún hace fresquito. 

El patrón que seguimos de exposición solar es una absoluta locura. Igual que los pies se nos hincharían tras  20km de camino diario durante semanas si somos sedentarios, no podemos pretender que la piel pálida de un oficinista pueda hacer frente al estrés que provoca la exposición directa al sol a mediodía en verano. Aunque no sea natural, aunque no hayamos evolucionado poniéndonos cremas bronceadoras, tenemos que protegernos del exceso de sol, porque no hemos dejado que nuestra piel cree sus propias defensas. Eso por no hablar de que es dudoso que si no nos preocupara tener la estética de una tez bronceada, nos fuéramos a tostar a mediodía al sol, cuando después de salir del agua podríamos resguardarnos a la sombra, con lo bien que se está. Para los lectores pro-paleodieta, ponerse protector solar no es paleo, ni estar pálido, pero acabar siendo una gamba tampoco.


Aún así, no trataría de ser muy extremo. El sol es saludable, también lo es caminar. No porque os podáis hacer daño en los pies si los usáis de un modo extremo sin entreno, no implica que tengáis que poner zapatos súper-acolchados (mucho mejor usar zapatos minimalistas, o barefoot); de la misma manera, no tenéis que poneros en invierno una crema solar de factor extremo por miedo a lo que pueda hacer el sol. En España, entre un 50 y un 70% de adultos sufren de deficiencia de Vitamina D, un tipo de vitamina que los humanos generamos en las células de nuestra piel cuando nos da el sol (también existen otras fuentes dietarias, pero el sol es la principal), es tan importante que los homo sapiens que salieron de África se adaptaron a tener una piel más clara que fuera más eficiente en su síntesis. El sol es saludable, pero en las dosis adecuadas, con las que evolucionamos a recibir durante el año, pero no lo es recibirlo a picos extremados.

Lo importante siempre es contextualizar la información. Si sois pálidos de piel, no os suele dar mucho el sol, haced caso a las recomendaciones: evitar sol a mediodía o ponerse alguna protección alta, tratad de evitar las quemaduras solares al igual que trataríais de evitar que se os hincharan los pies como pelotas. ¡Eso por no hablar de lo incómodo que es!
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