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sábado, 29 de junio de 2013

Cómo evitar quedarse fofo


Cuando tenía unos 18 años, decidí ponerme por primera vez a dieta. En aquella época comía fatal, en cantidades astronómicas y sin preocuparme de la calidad de aquello en que comía, así que mi metabolismo estaba muy acelerado. Ya por aquel entonces hacía karate, así que la pérdida de peso fue bastante rápida. De hecho, lo fue demasiado, pasé de tener una constitución similar a la de ahora a perder kilos hasta pesar tan sólo 82kg en cerca de tres meses. 

En esa ocasión, perdí muchísimo volumen, y muchísima grasa, pero también mucho músculo con lo que seguía notándome aspecto acolchado. Gracias al deporte que hice, karate, no perdí tanto músculo como para que la carne perdiera firmeza, pero no fue suficiente para compensar porque si os fijáis los artistas marciales no están muy musculados a menos que hagan pesas (fijaos en Bruce Lee, por ejemplo). El músculo ocupa un volumen bajo la grasa que hace que se aguante en su sitio, y cuando perdemos ese músculo la grasa cae. Seguro que todos conocemos algún caso de gente que tras perder mucho peso se queda como flácido con todas las carnes colgando, algo a todas luces antiestético e indicativo de una falta de tono muscular. 

Como mi intención es ganar bastante músculo y no sólo perder grasa, es decir quedarme en un 18-20% de masa grasa y pesar 90kg, estoy esforzándome no sólo en hacer el deporte que me gusta sino en lo que resultará estético. Por eso hago dos o tres días por semana karate, dependiendo de mis compromisos laborales hay un día en que no puedo, el resto de días entre semana voy al gimnasio a hacer pesas y uno de los días del fin de semana me dedico a hacer algo de bicicleta estática. Además, coordino mis sesiones de pesas y de karate tomando proteína de suero de leche, conocida por su nombre en inglés whey protein, que ayuda a quemar grasa y a crear músculo. Sobre todo la tomo después de entrenar, que en los primeros treinta minutos nuestro cuerpo pide proteínas para regenerar músculo (se le llama ventana de oportunidad) y también tomo por la mañana porque a mí, sinceramente, desayunar tortilla de clara con avena me da un poco de asco. Recordad que como máximo podéis perder 1kg por semana haciendo ejercicio para garantizar que sólo estáis perdiendo grasa (si estáis perdiendo más rápido cambiad vuestra dieta para ir perdiéndolo más lentamente, así además evitaréis ralentizar vuestro metabolismo por la pérdida muscular.

Por ahora lo que hago me está yendo bastante bien: Pierdo más volumen que peso, lo cual es un buen indicador de que estoy perdiendo grasa a la vez que creo algo de músculo, aunque me planteo si hacer un cambio de dieta cuando llegue a cierto peso para ganar masa muscular más rápidamente y luego perder grasa. Así que, en resumen, os recomiendo si queréis que vuestra dieta tenga los efectos esperado, que probéis de hacer algo de pesas para tonificar (no necesariamente para ganar masa), porque no sólo acelerará vuestro metabolismo, sino que hará que veáis mejor vuestro cuerpo y con la carne en su sitio.

jueves, 27 de junio de 2013

Qué hacer cuando queramos dejarlo


La voluntad es la herramienta básica de toda dieta, es lo que hace que tenga éxito. Pero a veces llega un momento en que nos decimos que ya es demasiado, que estamos cansados de no comer pan con nocilla, que somos más felices comiendo lo que queremos a pesar del sobrepeso o la obesidad. ¿Qué podemos hacer cuando eso ocurre?

En primer lugar, creo que lo importante es recordar cuál fue nuestra motivación inicial. Todos queremos estar guapos, pero siempre hay una razón por la que un día decidimos que debemos cambiar nuestro modo de vida, perder peso, estar más guapos y más sanos. Hemos de recordar cuál fue el detonante motivador y agarrarnos a él como un clavo ardiendo.

En segundo lugar, debemos pensar en cómo nos vemos dentro de 5 o 10 años. ¿Quieres verte más delgado? Entonces hay que poner toda la voluntad en ello. No podemos dejar la responsabilidad de perder peso a un futuro ”yo”, porque la voluntad es algo que se entrena, y dejando las cosas pasar no es la mejor forma de hacerlo.

En tercer lugar, algo que podríais hacer es la típica tabla de pros y contras. Cuáles son los pros de estar a dieta, y cuáles son los contras. A veces por la irracionalidad de pasar hambre o la ansiedad por no comer lo que queremos, podemos cegarnos y hacer una mala elección de la que en un futuro nos arrepintamos. ¿Sabéis cuántas veces me he arrepentido de no haber seguido con una dieta? Odio arrepentirme de mis actos pasados.

Una cosa está clara, si tras seguir estos tres puntos, vemos que estar a dieta por la razón que sea no nos compensa, entonces quizá deberíamos replantearnos de verdad si hacer dieta o no y hasta qué punto le queremos dedicar voluntad al tema. ¡No vale la pena ser infeliz!


Fuente de la imagen: Sara Anderson ®, Flickr

martes, 25 de junio de 2013

Balance del segundo mes de dieta


Este segundo mes me ha pasado volando en cuanto a la dieta se refiere. Mientras que el primer mes fue duro, constantemente me veía con ganas de tomar caprichos y me daba más y más pereza hacer ejercicio, parece que ahora todo lo relacionado con la vida sana se ha convertido un poco más en un hábito (con algunos días de excepción, claro).  En verdad lo pienso y parece que fue ayer cuando me puse a dieta.

Este mes apenas he perdido mucho peso. En total he perdido otros dos kilos, ahora mismo peso 101,9kg (pesados del pasado domingo). Tengo que decir que para mí los 102kg siempre han sido un poco una barrera mental que ahora me dispongo a cruzar. Era el peso en el que más o menos me sentía cómodo, aún con bastante sobrepeso y demás, pero al menos si me pongo una camiseta no me marca necesariamente mucha barriga ni nada semejante, es un peso en el que mi grasa se reparte de un modo más o menos armonioso. La cosa es que aunque ahora pese sólo dos kilos menos que antes, son dos kilos que para mí eran importantes. Éste era el peso en el que, a base de cuidarme un poco (sin hacer ejercicio ni nada) lograba bajar. Aunque ahora es verdad que me noto más fino y atlético, y no guardo registros de cuánto medían mis contornos en otras épocas, pero probablemente menos.

Lo que sí que he notado este mes han sido los cambios físicos de ir al gimnasio. Este segundo mes he empezado a ver como se me marcan más las camisetas en los brazos, cómo los bíceps se me han endurecido, como he sido capaz de hacer ya más de 10 flexiones, aumentar de peso hasta levantar con 10 repeticiones mancuernas de 14kg y de 20 con las dos manos para tríceps (levanto más en polea, pero me guío más por los pesos libres). Estoy ganando fuerza y yo feliz por ello. Lo mejor es que me veo al espejo y me veo, a pesar de la grasa, con un aspecto atlético como no me notaba desde hacía muchos años, y eso tengo que decir que me sube mucho la moral. Para que os hagáis a la idea, me mido el contorno de brazo y he pasado de 35cm al principio, 35,5cm al cabo de un mes y ahora me miden 37,5cm en el segundo mes. 


Ahora debido a la temporada estival, en karate hacemos un descanso para evitar asarnos en el dojo, pero en el examen de cinturón logré subir al grado azul-marrón. Me han subido medio grado porque, obviamente, empecé en Marzo otra vez, y no me sabía todos los katas necesarios para el grado de marrón. Pero el profesor me felicitó por haber aprendido tan rápido y me invitó a prepararme a conciencia para en Diciembre sacarme el cinturón marrón, y siendo él séptimo dan tengo que reconocer que me enorgullece. Hasta septiembre no habrá más clases y ya empiezo a echarlo de menos, pero estoy introduciendo cambios en mi entrenamiento para tratar de ganar más agilidad y resistencia por mi cuenta.

Para el próximo mes estaré en EEUU por cuestiones de trabajo. El cambio de alimentación me asusta, aunque al menos el gimnasio ahí es más completo en cuanto a pesas se refiere. Espero poder seguir bajando y que, con suerte, haya bajado de los 100kg para el próximo mes. Aunque la báscula ahí será distinta y, como es la báscula del gimnasio, no podré pesarme en ayunas como hago ahora, así que ya veremos. 

sábado, 22 de junio de 2013

El método Gabriel


Hace unos años, Jon Gabriel era un alto ejecutivo de Manhattan que sufría de obesidad mórbida. Según explica, trató de hacer todo tipo de dietas, incluso fue tratado por el Dr. Atkins (el célebre creador de la dieta de cero hidratos) y aún así siempre sufría del efecto rebote. Perdía 20kg y luego los recuperaba multiplicados por dos. Harto de que no le funcionara nada, explica que un día llegó a epifanía: Si estaba gordo no era porque le faltara voluntad, sino que su cuerpo quería estar gordo. Así que, partiendo de ahí, se elaboró para sí mismo un sistema de pérdida de peso sin dietas con la idea de conseguir que su cuerpo quisiera estar delgado. Cada vez me doy más cuenta de que no me gustan las dietas de libro, pero ésta en especial me llamó la atención porque ya he visto a unas cuantas personas que la han probado y les funciona sin necesidad de limitar ningún macronutriente ni nada semejante. 


En mi opinión, para perder peso simplemente hay que llevar una vida sana y hacer ejercicio, es así de simple. Y a quienes no les funcione será porque no comen lo suficientemente bien o en cantidades justas, o porque no hacen un ejercicio adecuado. Hay otro tipo de personas cuyo problema es de voluntad, puro y duro... Ha sido mi caso durante años, sé cómo comer y más o menos sabía cómo hacer ejercicio (aunque he aprendido mucho de ambas cosas). El método Gabriel se enfoca en las personas que no tienen voluntad suficiente o que no saben cómo comer (porque si no sabes cómo comer, pasas más hambre). En la portada del libro te dicen que es un método de adelgazamiento, pero que no es una dieta. Y en cierta manera es cierto, te pide que introduzcas ciertas pautas en tus comidas, que comas lo que quieras pero que siempre procures tomar cierta comida sana con la que nuestro cuerpo estará nutrido, de esta manera nos enseña a comer.  Pero creo que el mérito de esta dieta es que buena parte del libro incluye métodos de autosugestión para que queramos cambiar nuestros hábitos lentamente, es decir que sin darnos cuenta cambiaríamos nuestros hábitos alimenticios porque (a) con lo que estamos obligados a comer estaremos nutridos y saciados y (b) estaremos tan enfocados y sugestionados sobre la pérdida de peso y la vida sana que realmente acabaremos haciendo una dieta hipocalórica sin que nos cueste ningún esfuerzo mental. En cierta manera, al leer el texto da la impresión de tratarse de un libro de autoayuda para gordos. Ataca el problema en su base, nos enseña a tener voluntad. A mí personalmente me parece que es una aproximación bastante ingeligente.

Ahora, ya sólo viendo la portada vemos que está avalado por la sociedad holística americana. De hecho, leyendo el libro Jon Gabriel nos explica cosas como que cuando estamos estresados nuestros flujos de energía se ven estancados e igual que el agua estancada no es tan sana como el agua corriente, eso nos influye a la hora de perder peso. Yo, como científico que soy, leer eso me produce entre escalofríos y risas. No hace falta hablar de energías y biofotones cuando podemos hablar de nutrientes y de hormonas, que son los verdaderos responsables en la pérdida de peso. Por otro lado, tampoco se sostiene que por un déficit de nutrientes vayamos a tratar de comer más ni que por tener muchas toxinas nuestro cuerpo se intente proteger con grasa (si así fuera los fumadores estarían gordísimos), aunque para eso sí que se puedan encontrar estudios que lo avalan, aunque en el mundo de la nutrición se pueden encontrar artículos que avalan cualquier cosa por muy esperpéntica que sea.

Respecto a las técnicas de visualización, las hay que me parecen muy sabias (como tratar de visualizarse delgado cada día) y otras que son chorradas magufas (te recomienda literalmente ir a un parque, quitarse los zapatos y abrir la boca en dirección al sol... con eso os lo digo todo). Pero como suele ocurrir con las pseudociencias, funciona por efecto placebo, y si podemos utilizar el efecto placebo para realmente conseguir adelgazar de una manera sana, bienvenido sea. Lo bueno de esta dieta es que no me parece que sea una dieta milagro, aunque leyendo el libro haya algunas cosas que escamen (como el hecho de que diga que no es necesario hacer ejercicio), y al menos el hombre no trata de venderte suplementos carísimos con su marca como ocurre con la Dukan, la Weight Watchers o la de la Zona. Eso sí, a pesar de no venderlos que te recomienda que tomes algunos suplementos (de proteínas, de vitaminas, de omega-3 y algún otro más) algo de lo que yo no estoy de acuerdo, que el único suplemento que tomo es el de proteínas pero por razones prácticas, porque soy incapaz de comer huevos por la mañana o post-entreno.


Fuentes recomendadas:
Supongo que conoceréis el blog de ”Lo que dice la ciencia para adelgazar”, una aproximación bastante escéptica al adelgazamiento. Echadle un vistazo a lo que dice sobre El método de Gabriel y por qué no funciona. Algo que, tengo que decir, resulta ser porque una dieta basada en el efecto placebo no funciona para los escépticos.

jueves, 20 de junio de 2013

10 consejos básicos para ponerse a dieta

Según la dieta que la chica del centro haga, puede terminar como
la de la izquierda o como la de la derecha. Es importante hacer las cosas bien.

Llevo ya unas semanas entrando habitualmente en foros de adelgazamiento para ayudar a la gente y ser ayudado (que no lo sé todo... ¡ojalá!). Y de lo que se ve más a menudo es de gente que llega y no tiene ni idea de cómo ponerse a dieta, de cómo empezar. Durante años ha existido la idea de que para estar a dieta hay que comer de verdura hervida, carne de pollo hervida sin sal... Pero la cosa no tiene por qué ser así. Como imagino que habrá gente que caiga a este blog y no sepa ni cómo ponerse a dieta y todos los distintos consejos que voy dando le parecerán muy liosos, hago un pequeño resumen por puntos.

Diez puntos importantes para ponerse a dieta:

  1. No existen las dietas milagro. A menos que tengáis una obesidad muy severa, nuestro cuerpo tiene la posibilidad de perder entre 500g y 1kg de grasa semanal. Si una dieta os promete perder mucho peso en menos tiempo, alejaos porque lo que haréis será perder masa muscular y por tanto perder grasa.
  2. Un kilo de grasa equivale a 7000 calorías, por lo que si queréis adelgazar perdiendo grasa, tenéis que tomar entre 500 y 1000 calorías menos que las que necesitáis para manteneros de peso (las calorías necesarias para mantenerse de peso es lo que se llama la tasa de metabolismo basal) y hacer ejercicio para quemar algunas calorías más al día. Normalmente una dieta de 1200 calorías servirá para una mujer con un ligero sobrepeso y una de 1800-2000 para un hombre que pese más de 100kg. Aún así, si esto os parece muy lioso, yo os recomiendo la dieta de puntos, que simplifica bastante el proceso.
  3. Si hacéis una dieta demasiado hipocalórica perderéis músculo, con lo que vuestro metabolismo basal se ralentizará y os estancaréis, además de que notaréis que os faltarán las energías e incluso si lleváis esa situación por periodos prolongados de tiempo podréis tener daños en el músculo cardíaco (algo común entre los que han sufrido anorexia). Es por eso que es importante comer bien y hacer ejercicio para mantener el músculo activo y evitar el sedentarismo. Así también ayudaréis a tener las carnes más prietas.
  4. Si hacéis ejercicio, no os fiéis sólo de lo que os diga la báscula. Medíos los contornos porque el músculo es más denso que la grasa, por lo que podéis perder grasa (os interesará una forma aproximada de medir vuestro porcentaje de masa grasa), ganar músculo y que no se note en la báscula pero sí en la ropa. Esto se aplica sólo al principio, mientras llevéis una dieta hipocalórica vuestro cuerpo no será capaz de crear músculo, excepto para la primera etapa, así que si todo va bien y hacéis ejercicio llegará un punto que lo que perdáis será sólo de grasa.
  5. La única forma de perder peso es tomando menos calorías de las que consumís. Luego, el contenido de lo que comáis va a marcaros si perdéis grasa o músculo, así que lo importante es comer sano y variado. Sin dejarse ningún macronutriente.
  6. Comed hidratos con una baja carga glucémica (frutas y verduras), y evitad los cereales y harinas refinadas y derivados. Para desayunar es mejor tomar avena integral que Special K, aunque siempre es mejor Special K que choco krispies, y podéis comer pastas y arroces integrales sin excederos con las cantidades. 
  7. Comed proteínas. Si hacéis ejercicio, y tenéis que hacerlo, debéis tomar entre 1,5 y 2 gramos de proteína por kilogramo de peso. Así evitaréis la destrucción de músculo. Es importante tomar en cada comida principal y después de entrenar.
  8. Comed grasas sanas, como el aceite de oliva virgen o los frutos secos. Hacedlo con moderación porque son hipercalóricos, pero son importantes para nuestro cuerpo debido a su función estructural (forman las membranas celulares, por ejempl). Si no tomáis nada de grasas, perderéis más músculo porque no tendréis los nutrientes necesarios para mantener o crear masa muscular.
  9. Hacer ejercicio aeróbico o cardio (correr, ir en bicicleta, elíptica, saltar a la comba...) es importante porque fortalece el corazón y se pierde grasa, pero es importante también hacer algo que tonifique para aumentar o mantener la masa muscular (pesas, body pump...). Así evitaréis estancamientos futuros en la dieta, porque el metabolismo basal depende de vuestra masa magra.
  10. Tenéis que documentar bien el proceso. Pesaos, medíos o haceos fotos. También, sobre todo al principio, apuntad lo que coméis y vuestros planes de entrenamiento, así si os estancáis podéis saber qué ha pasado.

martes, 18 de junio de 2013

Cómo evitar darnos caprichos

Fuente de la foto: Flickr

Ciertamente, no todo el mundo engorda por una misma razón. El sedentarismo, tomar raciones demasiado grandes y esos pequeños caprichos que nos damos, se cuentan entre las razones principales de esos kilos de más en forma de grasa. ¿Cómo podremos evitar esos fallos de voluntad que hacen que no podamos decirle que no a una tableta de chocolate?

El problema de las dietas, es que en mucha gente generan ansiedad. Cuando no podemos utilizar las manos es cuando más nos apetece rascarnos la nariz, al igual que cuando estamos a dieta (sobre todo cuando la empezamos) es cuando más nos apetecen los alimentos de escaso valor nutricional. Yo no soy una excepción y aunque no me apetece comer más que antes comer chocolate o queso, sigue apeteciéndome igual y a veces lo paso mal por tener que controlarme.

Lo importante para controlar estos episodios de debilidad, es enseñarnos a nosotros mismos a comer lo que nos gusta en pequeñas cantidades. Al principio de ponernos a dieta, no vamos a empezar a llenar la despensa de cosas de picar hipercalóricas, porque es al principio cuando la voluntad más desfallece, pero eventualmente podemos empezar a introducir algunas cosas que nos gustan y aprender a darnos pequeños caprichos. Mientras tanto, algo que podéis hacer es daros una pauta de cuánto podéis comer de ese tipo de alimentos, un adulto a dieta no debería tomar dulces más de una vez por semana, así que simplemente daos un pequeño capricho de modo que si un sábado por la tarde os apetece tomar un croissant en una cafetería, hacedlo. Mejor eso que ir el lunes al supermercado y comprarse una bolsa entera.

Pensad que nuestra intención no es (sólo) perder peso, sino cambiar de hábitos para llevar una vida más sana, y dándonos pequeños caprichos eventuales aprendemos a fortalecer nuestra voluntad, lo cual es la garantía de éxito de toda dieta.

sábado, 15 de junio de 2013

Vida sana


Me gusta hacer hincapié en que por encima de la estética, mi intención es llevar una vida sana. No es un secreto, en el fondo lo que me temo es que mi buen estado de salud actual no sea eterno. Entre los hombres de mi familia tenemos cierta tendencia a la hipertensión, y como yo tengo ”Síndrome de la bata blanca” es complicado monitoreármela bien, pero sospecho de la última vez que me la comprobaron que la tenía un poquitín más alta de la cuenta.

Respecto a la gente con un metabolismo más rápido en su juventud, nosotros tenemos la ventaja de que ya conocemos nuestro cuerpo, con lo que no recibiremos ninguna sorpresa. Lo que nos puede pasar es que nos descuidemos, que decidamos que es demasiado complicado mantenernos en forma y en un buen peso y comamos sin fijarnos. Para mí, esa es la ventaja que tengo respecto a mis familiares con hipertensión, ellos no tuvieron que ponerse a dieta con menos de 20 años como tuve que hacer yo, porque ellos eran de ese tipo de gente que por mucho que coman no engordan ni un ápice.

Nuestro metabolismo quizá sea poco agradecido, pero es un reflejo directo de nuestros hábitos. No diré que me alegre de que mi cuerpo sea así, durante mucho tiempo he maldecido el tener el apetito y el estómago de mi familia, pero no su metabolismo juvenil. Pero he llegado a la conclusión de que lo mejor es tomárselo como una ventaja, porque sé que si hubiese seguido por el mismo camino que llevaba hasta no hace mucho, no me habría sorprendido que me descubrieran problemas coronarios antes de llegar a los 40 o, quien sabe, incluso diabetes. Mi cuerpo era un reflejo de mi salud futura y es por eso que he decidido cambiarlo.

jueves, 13 de junio de 2013

Buscando un objetivo a través de alguien famoso


Es inevitable cuando queremos perder peso que pensemos en cómo queremos llegar a estar. Aún así, a menudo cometemos el error de ponernos como objetivo el estar como alguna actriz o actor de Hollywood sin pensar bien en si nuestros cuerpos tienen el potencial de llegar a serlo.

Por ejemplo, yo podría buscar entre los actores de Hollywood el parecerme a Ryan Gosling.  Este chico tiene un cuerpo bastante currado de gimnasio pero sin exagerar demasiado, a las chicas les gusta. Vamos, no me importaría tener un cuerpo así. ¿Pero es realista? Mi complexión es la de un chico tirando a grande, sé que no puedo aspirar a estar así y lo importante es aceptarlo, que mi cuerpo es mucho más ancho de por sí, que mis piernas son mucho más anchas (las artes marciales fortalecen mucho las piernas), por no hablar de mis hombros. Nuestros cuerpos pueden cambiar sorprendentemente, pero nuestra grasa se acumula en los lugares que quiere por cuestiones genéticas y  hay que estar muy delgado (por debajo del 15% de masa grasa para hombres y al menos un 24% para mujeres) para tener la tabletilla de chocolate, y aún así nuestros huesos por debajo son lo que dan forma a nuestro cuerpo. 

Yo, con mi idea de ser un poco realista y no ponerme un objetivo inalcanzable para mí, me he fijado en un actor llamado Ryan Hurst, conocido por su rol en Sons of Anarchy (es el de la izquierda en la foto de arriba). Lo veo alcanzable para mí porque es un tipo que antes de la serie tenía un físico similar al mío, de chico grande pero con exceso de grasa. Para interpretar al personaje se puso a dieta y empezó a ir al gimnasio, pero sin buscar un cuerpo propio de los adictos al fitness. ¿Quiero yo realmente tener la tableta de chocolate? Sinceramente, no es algo que persiga porque aunque sea bonito tampoco me parece necesario para tener un cuerpo que se vea bonito.

Así que, en resumen, para mí es una buena idea empezar un cambio de estilo de vida y ponerse como objetivo llegar a tener el cuerpo como el de tal o cual famoso. Es normal, y es motivador imaginarnos enfundados en un cuerpo así. Pero para que la motivación sea correcta, tenemos que buscar parecernos en aquel en que tenemos potencial de convertirnos.


martes, 11 de junio de 2013

Lo malo de ir al gimnasio


Ya en más de una ocasión he hablado de los beneficios de ir al gimnasio: aumentar la masa muscular aumenta el gasto calórico basal (i.e. en reposo) y hace que, en general, nos veamos mejor. ¿Pero es todo bueno? El mundo está lleno de ejemplos de gente que se apunta al gimnasio con toda su buena voluntad y no duran ni un mes.

1- El problema que tiene ir al gimnasio es, en primer lugar, el tiempo que se pierde. Ése es un tiempo que antiguamente destinaríamos a cualquier otra actividad de ocio: mirar la televisión, navegar por internet, leer, quedar con gente... Yo con esto lo que trato es en primer lugar de que no me entorpezca mi vida social por un lado y por el otro tengo asumido que llevar una vida sana es incompatible con el sedentarismo. Hace tiempo que apenas entro en facebook.

2- Los gimnasios están llenos de gente muy en forma y las comparaciones son odiosas. Lo primero que tengo que hacer en la mayoría de máquinas es bajarle el peso. Aunque para mí lo peor es esa sensación de ser observado, sé que los adictos al fitness a la mínima ya se ven gordos, y siempre me viene la pregunta de cómo me verán ellos a mí. Pero sea como sea que ellos me vean, si algo le gusta al asiduo al gimnasio es la historia de cómo alguien que empezó a cuidarse consiguió hacerlo. Sé que si sigo ahí, los demás cambiarán su desprecio porque un gordito esté utilizando la máquina que ellos quieren para hacer sus series a simple respeto.

3- A veces no notamos los cambios tan rápido como nos gustaría. Según la persona, coger masa muscular no es tan fácil, y has de pensar bastante en lo que comes y demás. Yo con esto he perdido un poco los prejuicios al respecto de los batidos de proteínas, personalmente yo he notado la diferencia (pero sin abusar, que tienen calorías). Aún así, hay que tener en cuenta que la masa muscular no se gana de un día para otro y dependerá mucho de cada persona. Así que lo importante es no estresarse, porque no conoceréis a nadie que tras un año yendo al gimnasio de un modo serio no tenga cambios visibles.

Quizá esta entrada ha sido poco contenida, disculpadme. Mi intención es un poco compartir mis neuras, la sensación en las duchas de que las miradas de todos los musculitos se dirigen hacia mis michelines o la pereza que a veces me da tener que sacar tiempo para ir a machacarme un poco. Ir al gimnasio no es un campo de rosas, como parece que siempre se diga por todo, tiene sus cosas, a veces aburre y siempre te deja cansado y a menudo traumatizado cuando inevitablemente te comparas con los demás. Pero lo importante es que la voluntad no desfallezca.


sábado, 8 de junio de 2013

Cheat Meal, o comida libre de descanso


Tras pasar días y días mirando lo que comemos, haciendo ejercicio tanto aeróbico para activar el metabolismo como algo de musculación para tonificar y estar más ágiles, a veces parece que la perspectiva de no poder comerse una pizza o un dónut de vez en cuando no nos resulta alentadora y sólo consigue que se quiebre nuestra voluntad, y con ello al traste la dieta.

No son pocos los dietistas que aconsejan realizar un día a la semana o una comida en la que podamos comer lo que queramos y darnos así ese capricho por el que suspiramos. La idea resulta alentadora porque si nos concedemos un capricho eventual podemos ayudar a superar momentos de debilidad si sabemos que tal día podremos comer y de hecho poder disfrutar del capricho de verdad y sin remordimientos.

Además, cuando disminuimos nuestra ingesta de calorías, lo primero que hace nuestro cuerpo es disminuir la velocidad de nuestro metabolismo. Una comida libre semanal, nos ayudará a mantener el metabolismo más activo y así perder peso con más facilidad, aunque esto hay que aclarar que los últimos estudios científicos parecen estar refutándolo, pero sí que es cierto que por una vez cada semana o diez días no engordaremos y en cambio sí que disminuiremos la ansiedad. Eso sí, es importante controlarnos un poco incluso en esos días, porque recordemos que nuestro objetivo tiene que ser un cambio en el estilo de vida, y eso no puede incluir que una vez por semana nos comamos un menú extra grande del McDonald’s o nos comamos el equivalente a 3000 kcal en pizza y cerveza en una noche entre colegas, este tipo de desfases podemos dejarlos para dos o tres veces al año.

jueves, 6 de junio de 2013

¿Se pueden tomar refrescos sin azúcar estando a dieta?


Sábado por la tarde, estrenan en el cine esa película que tanto nos gusta, vamos a verla y decidimos que picaremos algo. Por el mismo precio de la entrada, más o menos, tenemos una ración notablemente grandes de palomitas saladas (con extra de sal) y un refresco de medio litro (con muchísimo azúcar, como podéis ver en la imagen superior). ¿Qué sentido tiene tomarse una bebida con azúcar durante una comida salada? Quizá uno de los peores hábitos que tenemos en el primer mundo es el de comer con bebidas azucaradas.

Pensasdlo bien, tomáis palomitas con extra de sal durante la película. Ya sólo por eso excedemos la cantidad de sal diaria recomendada. Pero claro, las palomitas dejan la boca seca, así que tomamos una bebida azucarada para quitarnos el sabor salado. Lo mismo pasa cuando vamos por ejemplo a una barbacoa, tanta carne y tantos sabores fuertes que se entremezclan... Gracias a los refrescos, el vino o incluso el pan, somos capaces de hacer un reinicio de nuestras papilas gustativas y seguir disfrutando del tocino sin sentir todavía el gusto del chorizo. Así que, en ese sentido, en mi opinión lo mejor es que en las comidas no tomemos ningún tipo de refresco, ya sea light o azucarado, porque aunque los light no nos engorden per se, van a inducirnos a comer más. Y lo mismo se aplica con el vino o la cerveza durante las comidas. ¿Cuántas palomitas seríais capaces de comer si bebierais sólo agua? ¿Cuánta carne os comeríais si no pudierais aliviar vuestra lengua de tanta mezcla de sabores fuertes?

Pero bien, supongamos que somos de voluntad fuerte y que tomar una Coca Cola Zero durante la comida no os vaya a implicar comer más porque, ahora que llevamos una vida y una dieta sana, no vamos a ponernos a comer como cerdos. ¿Es recomendable tomar refrescos sin azúcar? Se ha demostrado que no son recomendables debido a que producen desequilibrio de las sales minerales en nuestro cuerpo y pueden además provocar daños irreparables al esmalte dental. No hacen falta muchos refrescos para poder tener consecuencias en nuestro cuerpo, alrededor de una lata diaria ya podría provocarnos problemas, con lo que lo mejor es no tomar más que una o dos veces por semana.

martes, 4 de junio de 2013

¿Qué deporte escoger?


Por si no queda suficientemente claro, con hacer dieta no es suficiente. Cuando hacemos dieta nuestro metabolismo se decelera y acabamos estancados en un peso con el que no estamos conformes. Eso por no hablar de que en nuestra meta de realizar un cambio de estilo de vida, con perder peso no va a ser suficiente. Queremos estar más sanos.

¿Pero qué deporte podemos escoger? Probablemente leáis en muchos lugares las bondades de ir a correr, de lo que lo disfrutan quienes lo hacen, o la natación porque es -dicen- uno de los deportes más completos. También puede que os llame la atención hacer pilates porque está de moda y lo hacen las famosas, o simplemente hacer musculación. Lo mejor que podemos hacer es escoger el deporte que más nos guste y que lleguemos a disfrutar. No sirve de nada que decidamos salir hacer lo que hemos leído que es más sano si no nos va a gustar, porque la idea no es obligarse a llevar una vida sana, sino aprender a disfrutarlo. Es mejor hacer un deporte menos sano y hacerlo, que decidir hacer lo más sano y rendirse.

Si me preguntáis, hace unos meses, desde septiembre aproximadamente, que con la intención de hacer un deporte y tratar de mejorar mis hábitos de salud me apunté a una piscina pública para ir a nadar de vez en cuando. La verdad que después de casi dos años sin apenas hacer deporte, me sirvió para ponerme en forma, sentirme más ligero y tonificado. Pero acabé cansándome, los horarios a veces eran caóticos (me cerraban sin avisar) y según a la hora que fuera había tanta gente que resultaba sinceramente muy agobiante, con lo que mi voluntad flaqueaba.

Es por ello que desde marzo he vuelto a las artes marciales, practiqué karate-do desde los 16 hasta los 22 y ahora he vuelto a pesar de que la última vez que lo había practicado pesaba más de 10kg menos que ahora y me noto muchísimo menos ágil. Quizá no sea un deporte tan sano ni completo, y es por eso que también lo alterno yendo  dos o tres veces a un gimnasio para hacer únicamente musculación y algo de cardio suave y la verdad que también le estoy cogiendo el gusto, pero en realidad si he vuelto al karate no es por otra cosa que porque a mí personalmente me encanta. Es por eso que si me preguntáis qué deporte hacer, os diré que lo importante es que, sea lo que sea lo que escojáis, lo hagáis porque os guste o con lo que creáis que flaqueará menos vuestra voluntad

sábado, 1 de junio de 2013

Mi experiencia con la dieta Dukan


Es la dieta de moda desde hace ya unos años. Por primera vez oí hablar de ella en un programa matinal y un poco porque mi chica me animó, decidimos probarla a ver si de verdad iba tan bien. Empezamos con los días de ataque, que dependen de la persona y en la página web oficial tienen una calculadora del tiempo de cada fase. Ya en esos primeros días perdí bastante peso, cerca de dos kilos principalmente de agua. 

Seguí unas cuantas semanas y bajé de originalmente unos 103kg hasta 97kg. No es demasiado difícil de hacer, para desayunar me hacía galletas de salvado de avena y de trigo, le ponía queso batido para que quedaran esponjosas y edulcorante y al menos se salvaba el gran problema que tengo yo de necesitar algo dulce por las mañanas. En ese sentido entiendo el éxito.

¿Mi problema? Yo desde hace años vivo lejos de donde mis padres, y cuando fui de visita, a menos de una semana de estar por ahí recuperé casi 5kg. El efecto rebote fue muy grande, y no creo que todo lo que cogiera fuera grasa, sino que realmente mi cuerpo tenía un porcentaje menor de líquidos, engañando inteligentemente a la báscula. Por otro lado, estamos hablando de que perdí 6kg en un mes, sin poder hacer ejercicio, porque tenía bastantes dolores de cabeza por la falta de hidratos y porque directamente la Dukan te recomiendo limitarlo en los primeros meses, así que probablemente perdiera no sólo bastante grasa sino también bastante músculo; de ahí una ralentización del metabolismo basal y el consiguiente efecto rebote, aunque por suerte no superé el peso inicial, sólo me quedé igual. 

Al recuperar todo ese peso me desanimé porque hacer una dieta baja en hidratos complejos es una complicación cuando no eres tú quien se hace la comida. Eso por no hablar de que en el supermercado se nota la diferencia de precio.

En resumen, la Dukan probablemente sea una dieta efectiva para perder peso, pero no era una dieta para mí que se ajustara a mi propósito. Eso por no hablar de lo mucho que odiaba tener que hacer ciertos días de ”dieta de impacto”, algo que me parece totalmente alejado de mi idea de llevar una vida y una dieta sana. La experiencia estaba destinada al fracaso.