La voluntad es la herramienta básica de toda dieta, es lo que hace que tenga éxito. Pero a veces llega un momento en que nos decimos que ya es demasiado, que estamos cansados de no comer pan con nocilla, que somos más felices comiendo lo que queremos a pesar del sobrepeso o la obesidad. ¿Qué podemos hacer cuando eso ocurre?
En primer lugar, creo que lo importante es recordar cuál fue nuestra motivación inicial. Todos queremos estar guapos, pero siempre hay una razón por la que un día decidimos que debemos cambiar nuestro modo de vida, perder peso, estar más guapos y más sanos. Hemos de recordar cuál fue el detonante motivador y agarrarnos a él como un clavo ardiendo.
En segundo lugar, debemos pensar en cómo nos vemos dentro de 5 o 10 años. ¿Quieres verte más delgado? Entonces hay que poner toda la voluntad en ello. No podemos dejar la responsabilidad de perder peso a un futuro ”yo”, porque la voluntad es algo que se entrena, y dejando las cosas pasar no es la mejor forma de hacerlo.
En tercer lugar, algo que podríais hacer es la típica tabla de pros y contras. Cuáles son los pros de estar a dieta, y cuáles son los contras. A veces por la irracionalidad de pasar hambre o la ansiedad por no comer lo que queremos, podemos cegarnos y hacer una mala elección de la que en un futuro nos arrepintamos. ¿Sabéis cuántas veces me he arrepentido de no haber seguido con una dieta? Odio arrepentirme de mis actos pasados.
Una cosa está clara, si tras seguir estos tres puntos, vemos que estar a dieta por la razón que sea no nos compensa, entonces quizá deberíamos replantearnos de verdad si hacer dieta o no y hasta qué punto le queremos dedicar voluntad al tema. ¡No vale la pena ser infeliz!
Fuente de la imagen: Sara Anderson ®, Flickr
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