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miércoles, 19 de agosto de 2015

Superar nuestra genética es lo que nos hace humanos


El sentido de la vida no es más que el de transportar información y el éxito de los seres humanos en la tierra es el de ser la especie con mayores probabilidades de transportarla. A diferencia de otros seres vivos, no somos simples transportadores de genes, sino que también transportamos otro tipo de información, transmitida oralmente, o por imitación: los memes. 

La potencia de una idea o una costumbre es inmensa, y su variabilidad y capacidad de mutación para aprovecharse del entorno hacen de nosotros la especie más adaptable del planeta. ¿Que hace frío? Utilizaré las pieles de los animales que he cazado. ¿Que vivo en un lugar seco? Crearé un recipiente para transportar el líquido. ¿Que quiero saber qué hay fuera del planeta? Crearé naves y trajes espaciales. 

Pero aún así, la fortaleza humana no se trata de la creación de tales habilidades, sino de la capacidad de imitación. Pocos humanos seríamos capaces de desarrollar motu propio la capacidad de hacer fuego frotando ramas, pero prácticamente todos somos capaces de aprender cuando nos enseñan. Es en el esfuerzo colectivo y la imitación que el ser humano ha sido capaz de encontrar su nicho evolutivo. La humanidad entera es capaz de beneficiarse de los que se salen de la curva y son capaces de crear información nueva -ciencia- con la que seguir mejorando nuestra capacidad de adaptación.

Es gracias a la memética que hemos sido capaces de avanzar culturalmente como hemos hecho, de abandonar costumbres ancestrales que ahora quizá nos lacrarían (decisiones poco coherentes con nuestros genes como la de decidir no comer ese dulce o levantar el culo para ejercitarse sin una razón inmediata para ello). Pero es precisamente en esta, nuestra virtud, que se encuentra nuestra gran desventaja: la información almacenada en memes tiene una capacidad de mutación mucho más rápida que nuestros genes, no en vano aquellos genes que no traían mecanismos de protección contra mutaciones rápidas serían inviables en organismos complejos como el nuestro. Nuestras costumbres han evolucionado tan rápido  que nuestros genes no tienen por qué ser capaces de alcanzarnos. Pasarnos ocho horas sentados en una oficina tiene sentido evolutivo memético, porque estamos produciendo para la sociedad, pero no genético porque estamos destruyendo nuestro cuerpo.

No tenemos que sentirnos tan culpables de ser incapaces de resistir a nuevas informaciones para las que ni siquiera culturalmente estamos totalmente inmunizados que básicamente hackean nuestros cerebros en busca de nuestros puntos débiles dictados por nuestros genes, como la comida basura y el sedentarismo, una novela de sadomasoquismo barato o el fanatismo por tu equipo de fútbol. No son más que memes tratando egoístamente de hacerse sitio en nuestra cultura. Podríamos pensar que precisamente nuestra naturaleza humana se ve reflejada en nuestras debilidades, pero también podríamos pensar que en la naturaleza humana está la capacidad de sobrellevarlas. Aunque sea natural en nosotros llevar un estilo de vida desastroso, no tenemos por qué dejarnos llevar por el mismo, la capacidad de sobrellevar nuestra genética con memética es lo que nos hace humanos.